Los Implantes
Los implantes dentales son hoy una opción de tratamiento muy confiable para reemplazar dientes perdidos. Pero analizando la parte quirúrgica y protésica de la implantología existen falencias para aumentar la tasa de éxito. Una gran mayoría de odontólogos piensan que la carga funcional del implante puede aplicarse después de obtener estabilidad primaria y de haber dejado pasar el tiempo recomendado por la casa comercial, sin tener en cuenta datos o valores cuantitativos del Coeficiente de Estabilidad Primaria (ISQ).
La Estabilidad
La estabilidad primaria del implante es un requisito imperativo para obtener resultados exitosos de carga inmediata, temprana o diferida, de tratamientos a largo, mediano y corto plazo para implantes osteointegrados.
La estabilidad del implante depende de la calidad y cantidad ósea, la técnica quirúrgica y las características de cada implante. La inadecuada cantidad y calidad ósea tiene un gran impacto en la tasa de fracaso a largo plazo de los implantes; sin embargo, la relación entre la estabilidad primaria inicial del implante y la calidad del hueso sigue sin estar clara, los datos clínicos basados en la evidencia científica para respaldar la relación entre densidad ósea y estabilidad primaria del implante son débiles.
“Basada en mi experiencia clínica de más de 20 años, recomiendo realizar un análisis del valor ISQ antes de decidir el procedimiento a seguir en tratamientos de implantología oral”.
Integración
Es conveniente clínicamente para el odontólogo contar con un método eficaz que permita predecir la estabilidad primaria del implante en el hueso alveolar y que finalmente ayude a determinar si el periodo de cicatrización y regeneración ósea ha terminado o está en proceso y así aumentar la tasa de éxito en los casos de implantología. Algunas veces para nosotros los odontólogos es difícil determinar si existe una oseointegración lenta o alterada; y a la vez para el paciente también es importante, ya que se le podrá demostrar clínica y científicamente con datos reales, cuándo se puede proseguir con seguridad a la etapa restaurativa, sin riesgo de un fracaso en la última etapa del tratamiento, por no contar con valores reales del estado de oseointegración del implante.
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